sábado, 29 de mayo de 2010

Capítulo 1 – Es solo el comienzo de una locura

Recuerdo perfectamente los días en los que mi madre comenzó a contarme historias del País de las Maravillas. Para mí, sus historias lo eran todo. Hasta me había imaginado a mi misma en el, pero ahora pienso que todo eso no son más que historias que mamá invento para entretenerme. Es más, ahora tengo mejores cosas en que pensar… como que mi padre está buscando pretendientes para mí. Aunque la verdad no le encuentro sentido porque yo acabo de cumplir los 15 años.

Mi padre lleva semanas buscando a un muchacho que quiera mi mano en matrimonio pero ninguno ha querido…después de lo que les hice a todos y cada uno, aunque al último le fue peor. Desde entonces tengo la fama de ser muy traviesa. Yo diría que trato de salvarme del matrimonio. Y bueno, gracias a eso todos han dejado de buscar a papá en busca de mi mano. A ningún muchacho le interesan las chicas traviesas como esposas, como lo soy yo.

Mi último pasatiempo desde poco es planear que le voy a hacer al próximo pretendiente en el banquete que mis padres realizan junto con los de él. Pero visto que no viene ninguno me tome ese tiempo para pensar en un sueño, un sueño que llevo soñándolo cada noche desde que comenzó todo esto. En él, me veo a mi misma a los 5 años, estoy en un lugar muy extraño, de helechos muy crecidos y arboles tan altos como una montaña. También hay personajes raros como animales, que hablan y visten como seres humanos. Y las personas que habitan ahí son todas muy extravagantes, de ideas muy locas y reacciones extrañas.

Cuando en eso escucho que alguien toca la puerta de mi habitación. “De seguro que es la criada que viene a levantarme por ordenes de mi madre” pensé.

–Señorita Avril, ya levántese y vístase. Su madre la espera para desayunar en el salón.- dijo mientras arreglaba el vestido que usaría hoy.

– De acuerdo ­– acepté. ­– Dile que iré enseguida.

Ella solo se giró hacia mí y asintió, para luego retirarse susurrando “Permiso”. Con lo que no me quedo más que levantarme y vestirme de inmediato. Me había dejado un vestido azul claro con detalles de flores en la falda y una que otra en el pecho, de manga 3/4. Mientras me vestía seguí pensando en ese extraño sueño. Hasta que me decidí a contárselo a mi madre. Luego de cambiarme me fui a peinar, dejando mi cabello suelto, haciendo caer las delicadas hondas por mi espalda.

Ni bien entre al salón, mi madre ya estaba esperándome parada en frente de la mesa, con una deslumbrante sonrisa y los brazos abiertos para mí. Hoy vestía un vestido blanco con pequeños detalles en negro, de manga corta y un hermoso peinado que dejaba que algunos de sus rizos cayeran libremente por su espalda y hombros.

– Buenos días hija. ¿Cómo has amanecido hoy? ­– me saludo ella muy cariñosamente, como habitualmente lo hace.

– Buenos días mamá. Muy bien, gracias. – dije igual de cariñosa. Pero no mencione lo del sueño­. “Dejare que platiquemos un poco y luego le comento el sueño.” Pensé. Así que pregunte– ¿Cómo has amanecido tu?­­– tratando de disimular lo distraída que estaba

– De maravilla querida­– me respondió como siempre con una inmensa sonrisa. ­– Siéntate por favor­– agregó para después dirigirse a su asiento.

Yo asentí con una sonrisa en el rostro y me senté a desayunar con ella. Comenzó a hablar del tema que más se mencionaba en esta casa últimamente: mis pretendientes. Yo escuchaba su voz como si estuviera a metros de distancia, como un murmullo de fondo cuando de nuevo comencé a cavilar acerca de mi sueño y sus personajes. Ahora que me daba cuenta todos se me hacían conocidos, como si fueran viejos amigos de mi infancia a los cuales había olvidado con el tiempo. Y el lugar también se me hacia extrañamente familiar, como si durante mis primeros años me la hubiera pasado el tiempo allí. Recordaba cada pequeño instante de aquel sueño, en el que me sentía perdida, pero a la vez, en casa. Era extraño porque todo lo que debía ser, no lo era. Recuerdo especialmente a tres niñas y un niño. Recuerdo que el niño era muy parecido a una de las niñas y las otras dos niñas eran exactamente iguales pero de alguna forma yo las distinguía. Para mí que eran gemelas y los otros dos también. Y había un momento en el que me veía jugando con ellos, tan alegres y unidos que parecíamos hermanos.

Llegue a reproducir en mi mente cada instante de aquel sueño, pero en el momento en el que llegue a la parte más importante, escucho que alguien se aclara la garganta, como para llamar mi atención y que vuelva al mundo real. Era mi madre que me miraba con una expresión de preocupación plasmada en el rostro, la inigualable preocupación de una madre. Supongo que me había quedado soñando con los ojos abiertos y eso era el motivo de su preocupación ya que nunca me pasaba eso, solo rara vez cuando algo me preocupaba o intrigaba demasiado y ella lo sabía, hasta mejor que yo. Me había visto así ya muchas veces, tiempo atrás cuando tenía trece años y mi mejor amiga estaba muy mal, postrada en una cama, sin levantarse y yo la visitaba continuamente. Siempre me quedaba pensando muy a fondo lo que le pasaría o que sería de mi sin ella aquí. Todo eso paro el día en que ella murió. Ese día llore tanto que parecía que se me habían acabado las lágrimas de toda una vida y el día del funeral fui para despedirme de ella, tirándole encima de su féretro una rosa roja, su flor favorita. Desde entonces mi madre se preocupa bastante cuando yo me pongo a soñar despierta.

­–Avril, ¿Qué ocurre? ¿Pasó algo malo? ¿Qué es lo que te tiene tan distraída? Desde que comencé a hablar no has prestado atención a lo que decía. ­–dijo ella con un tono desesperado en la voz.

–No mamá no es nada malo, no te preocupes tanto­–dije como para tranquilizarla un poco y resultó bien, así que continué.­–Lo que pasa es que he estado pensando en un sueño muy extraño que tengo desde que papá comenzó a buscarme pretendientes. Y me llama la atención porque tiene unos personajes realmente raros y es un lugar que me parece algo exótico. Lo que quiero saber es que significa este sueño y porque lo tengo en este momento. Debe haber una explicación racional a todo eso.

–Bueno Avril, cuéntame tu sueño. Tal vez te sirva de algo. Y tú sabes que siempre me tendrás para ayudarte en todo lo necesites. – me dijo ya más tranquila y con una sonrisa en el rostro para infundirme valor.

–Bueno, me veo a mi misma de pequeña, primero vagando sola por un bosque con plantas de colores vivos y de gran tamaño, más grandes que las dos juntas, estoy como perdida pero a la vez me veo tan decidida al caminar que no se si estoy perdida o si sé el camino a donde voy. Sigo caminando hasta que llego a un camino que se divide en dos y tiene un letrero en el medio de los dos caminos. En ellos dicen unos nombres muy raros, pero ahorita no recuerdo bien. Me detengo en frente de los letreros, los leo pero no les doy mucha importancia y me voy, pasando por detrás de ellos directo a la a continuación del bosque y sigo caminando hasta llegar a un claro con una mesa con muchas tazas y teteras, de hecho todo el servicio que se pone para tomar el té y sentados a la mesa están un liebre y una lirón conversando como humanos y vistiendo como nosotros, y a un lado, un sombrerero, –al escuchar eso ella cambio su expresión de interés a una sonrisa como si estuviera feliz por algo que yo no entendí, no le tome mucha importancia y seguí– que veía con ternura a cuatro niños jugando a un lado. Así que al ver eso, yo me voy corriendo con una sonrisa en el rostro a darles el alcance a todos los niños y saludar al sombrerero con un cálido abrazo que él lo recibe con mucho gusto y cariño. Y despues de saludarlo voy corriendo hacia los niños a saludarlos con entusiasmo. Luego nos ponemos a jugar y recuerdo bien que eran unas gemelas y un niño y una niña que yo intuyo eran gemelos porque eran casi idénticos. Y de repente en medio del juego, llegan unos soldados que son algo así como las fichas del ajedrez escoltando a una mujer (que a mi parecer era la reina de aquel lugar), que vestía con un vestido similar al que traes ahora y era muy pálida. Y en el instante en que las gemelas la ven, salen disparadas a abrazarla. Mmm… despues de saludar a las gemelas, la reina se dirige a mí y con mucha seriedad me dice algo. Hasta ahí recuerdo, desde aquel punto ya no recuerdo más. – terminé de contarle mi sueño y se quedo pensativa por un momento, completamente en silencio. Pero ese momento se prolongó hasta llegar a ser un silencio incómodo, que solo era interrumpido por nuestras respiraciones, la taza de la que yo bebía mi té y alguno que otro pajarillo que cantaba en el jardín.

Finalmente, me resigné a esperar su opinión. Esperé, esperé y esperé. Cada segundo, cada minuto que pasaban me parecía una eternidad y cada vez me intrigaba más saber que era en lo que tanto pensaba. Tenía una expresión, tan concentrada en algo que a mi parecer ya se había olvidado de mi problema o solo era mi imaginación. Parecía que estaba perdida en el espacio, recordando algo que le pasó hace ya mucho tiempo, conocía esa expresión, mi madre recordaba cosas del pasado lejano. Le pasaba muy seguido. Una vez de pequeña me dispuse a preguntarle en que pensaba tanto cuando se ponía así tan pensativa; ella me respondió que analizaba cosas del pasado pero para mí que era otra cosa. Parecía que planeaba algo o que se perdían sus pensamientos en el vacío por alguna razón la cual hasta ahora desconozco.

Llegue a un punto en el que mi curiosidad no aguantó más y me atreví a preguntarle a mi madre que era lo que pensaba. Pero pensé en sacarla de sus ensoñaciones tan cortésmente como lo hizo ella. Así que me aclare la garganta y finalmente ella volvió a la tierra. Volteó y me miro con dulzura. Eso me dio el valor necesario para decirle:

– ¿Qué pasa? Mira que ahora tú eres la distraída y no yo–dije terminando la frase con una risilla que reprimí de inmediato por si la tomaba a mal. Pero para mi suerte ella se rió de esta última frase y dijo:

–No nada importante, es solo que me puse a recordar algo. Lo que pasa es que tu sueño se me hace familiar…– quedándose pensativa otra vez. En eso se me ocurrió preguntarle:

–Mami, ¿tú crees que me he vuelto loca? – dije esto con timidez y casi en un susurro ininteligible. Ella se limito a tocarme la frente y responderme:

–Sí, te has vuelto completamente loca, demente, has perdido la cabeza. –dijo negando con la cabeza. Esto me deprimió, sentía una gran decepción de mi misma. Cuando mi madre suspiro para agregar–Pero te digo un secreto, las mejores personas lo están– ni bien terminó de decir esto me regalo una de esas sonrisas juguetonas que tanto me gustaban de ella, todas llenas de felicidad.

– ¿Qué es lo que tanto pensabas? – me atreví a preguntar. Eso era lo que más me intrigaba en ese momento.

– ¿Recuerdas –dijo mirando al vacio otra vez–las historias del País de las Maravillas que te contaba cuando tenias tan solo cinco años?

– ¡Pues claro! –Respondí casi indignada, – Si esas eran mis favoritas, ¿cómo las olvidaría? –agregué para dar a entender mejor que nunca las olvide.

–Bueno–dijo aun dudando un poco– todas y cada una de aquellas historias son reales. Cada cosa que te conté, cada detalle, todo lo eso fue lo que yo hice cuando fui allá.­ Lo único que cambie fue mi nombre para que sea una historia que a ti te gustara oír. Pero en sí, todas son mis memorias. Es por eso que me veías tan pensativa cuando eras pequeña. Recordaba todo lo que me ocurrió allá para contarte esas historias, porque sabía que algún día tendrías que ir para este importante día. –

Para cuando termino de decir eso, yo ya estaba echando humor por las orejas. Me dio tanto coraje que me fui levantando de la mesa, mientras vociferaba:

– ¡Si crees que te voy a creer todo lo que acabas de decir pues estas más que equivocada! ¡Todo lo que has dicho no tiene ni pies ni cabeza, es completamente ilógico! ¡Creo que la que está loca en esta casa eres tú! ¡Ya no tengo cinco años madre! ¡YA NO CREO EN NADA DE ESO! – terminé de decir esto y salí corriendo del salón a toda prisa, empujando todo lo que se interponía en mi camino. Ya no me importaba nada. Ella acababa de decir lo que más odio en toda la vida: una mentira. Pero con esta se paso de la raya. Y mientras corría me juré a mi misma no creer nada de lo que ella dijera.

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Hola! Este es el primer cap. de una laaaargaaaa historia xD Espero les halla gustado! El cap. va dedicado a todas las chicas que me han ayudado a seguir adelante y me han sido de gran ayuda para encontrar de todo para el blog y aportaron ideas. DANKE! Estaré publicando..mm...creo que el proximo sabado en la noche xD Veré en que momento publico ya que es mi cumple ^^ Bueno ya me voy sin mas que decir xqe ya es tarde y me muero de sueño xD Bye! Ich liebe dich <3

Prólogo

No sé en qué momento me vi buscando este valor tan preciado, atrapada en este mundo tan extraño y con su destino en mis manos. Lo único que veo imposible es como terminará todo esto y como volveré a mi hogar…o si querré volver. Despues de haber conocido a tan maravillosas personas, que les basto tan solo 7 días para ganarse mi corazón. ¿Cómo es que de un momento a otro se volvieron tan importantes para mí? Es una pregunta que nunca lograré responder pero sé el por qué de su importancia. Lo último que se me ocurrió fue pensar en las 6 imposibilidades de aquel día y esperar a que me sirvieran de algo para la pelea que se me avecinaba. No quedaba mucho tiempo y tenía tanto en que pensar antes de la batalla que definiría el destino de estas tierras.

Fue en ese momento cuando me anunciaron de nuestra partida al campo de batalla. Era el momento de poner la mente en el juego.